miércoles, 6 de febrero de 2013

Descubriendo el agua tibia

Para pasar el almuerzo y esperar a que regresen de almorzar los servidores públicos, no hay nada mejor que un paso por la casa del señor Bolívar justo a esa hora en la que el señor que lee la prensa se echa una siesta. Entrar a la sala del fondo mirar hacia la izquierda y sacar del stand el primer libro que divises.

Saco entonces de la maraña de libros uno sencillo lomo azul, saco "el fuego que perdura".

Descubro el agua tibia, descubro la melancólica esquina que tiene un espejo en el que me encuentro a mi mismo, descubro lo que todos han descubierto.

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